No es que sea demasiado fina para tomar una copa de vino en una de champán, ni es que sea demasiado especial para que sea la única que tome vino antes de la cena.
Me apetecía.
Tenía ganas de tomarme con-migo esa copita, que por lo estrecha de su boca, hacía que beba lento y degustase el cuerpo del elixir rojo.
Todo era perfecto. Unos preparaban la cena improvisada, otros elegían música, otros hablaban, algunos fumaban, yo encendí unas velas y tambien un incienso. Tomé mi copa y bailé.
A que lo pasaste bien?
ResponderEliminarBesos.
las improvisaciones se degustan como auténticos y únicos descubrimientos...
ResponderEliminarun beso, Verónika
Lástima que algunso no sean proclives a las improvisaciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Y entonces...fueron las mariposas?*
ResponderEliminarclaro que sí wapísima y qué sí te apetecía,
ResponderEliminarque molona!
besosss**
Siempre es bueno romper con la etiqueta...
ResponderEliminar¡Pues claro que sí! Y si quiere reír también, adelante.
ResponderEliminarmiau
en
bici
"Lo bueno, si breve, dos veces bueno"
ResponderEliminarHe pasado por tu espacio a echar un ratito de lectura. Me voy con una sonrisa en la boca. Aprovecho para desearte felices fiestas...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Por culpa de Bukowski he llegado aquí.
ResponderEliminarGracias a Bukowski he conocido tu visión escrita. O tu versión.
Genial cita.