Carola dispone.

Mejor una copa de vino.
Música y el estado caliente de cualquier animal en celo.
Me vale.

Carola estaba sentada en el sillón de mimbre, su favorito cuando se trata de esperar. No tenía nada especial ese día salvo la casualidad.
La casualidad de que Ella por fin entrase por esa puerta después de trabajar y se encuentre a Carola dispuesta a todo.

Carola no siempre esta dispuesta a todo y nadie comprende eso. Yo todavía recuerdo el día que pasando por una tienda de telas se quedó de pié ante tanto maniquí envuelto en trapos azules. Yo la esperé en la esquina durante quince minutos mientras observaba su hipnotizada figura.

- dónde estas- le pregunté.
- En el caos-me respondió.

Esa noche, por fin Ella llegó. Carola sentada en el sillón de mimbre, su favorito cuando se trata de esperar, deslizó sus dedos por la pierna subiendo el trapo azul de seda y dejando ver el estado caliente de cualquier animal en celo.