El gol.

Habían pocas cosas que le hacían feliz. Tal vez aquel domingo era un domingo de esos que por única vez le haría sentirse realmente feliz.
El asado ya estaba listo, doradito y crocante, el gordo trajo una damajuana de vino de esas que venía guardando para una ocasión especial y el petiso Gutierrez daba vueltas por la casa entrando y saliendo de puro nervio.
En el Monumental ya se había marcado un gol, pero no pasaba nada, había que concentrarse en el momento histórico... no todos los domingos un equipo baja a segunda división.
Y el amor dónde estaba en todo este mediodía?

- extraño a la negra, che. Dónde estará?

Había una cosa que siempre nos gustaba de El gordo: la forma que tenía de ponerle esperanza a todo lo que rodeaba, una pequeña ilusión que alimentaba. Y se reía hasta del "madre mía si nos vamos a segunda la puta que los parió".
Ahí estábamos los tres, dándole al vino y a las costillas, cuando sucedió.