Era imposible explicar los encuentros. Eran hechos aislados que se sucedían sin planificar y aún sabiéndolo, permanecíamos sin hablar la primera hora simplemente porque no había nada que decirse o a lo mejor no era necesario aclarar porqué estábamos allí.
Estábamos.
Como estaban las estatuas. Fijas. Estáticas.
A Carola le gustaba disfrutar de ese silencio compartido porque era cómodo. Sencillo. Y todo lo simple le parecía bello. Juan Pablo se ponía mas nervioso, pero entendía que esa cualidad era la que le atraía de ella.
Pensaba en encontrársela en algún bar, en cualquier esquina de Corrientes, en la plaza de las ardillas, o como siempre en algún puente tirando al aire papelitos amarillos que se había encontrado en el camino desde su casa a la estación.
¿Su Carola terminará por enamorar a Justiniano?
ResponderEliminarMe encanta el dibujo con CAT´S presente.
Carola merece una estatua, tan silenciosa que emociona...
ResponderEliminarRochitas, Justiniano sigue hablando japonés sin descanso.
No está para romances.
y Lila los miraba desde por ahí, mientras hacía pájaros con los papelitos amarillos que se había encontrado en el camino desde la estación a su casa.
ResponderEliminarmil besos*
¿nostálgica?
ResponderEliminarsuspiró ?
ResponderEliminarOjala me encontrase yo con usted. En mi ducha.
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Carola se anotó en un cursillo de japanese language, TORITO. Busque es post.
ResponderEliminarAmé el comment de Rayuelita.
Los buscados encuentros casuales merecen un buen silencio. No hay nada que decir. Ambos saben...
ResponderEliminarMe gusta Carola.
Besos
Prefiero la simplicidad y el silencio al alboroto y ajetreo. Nada como mirarse en silencio y regalarse uno a otro, "papelillos amarillos".
ResponderEliminarSaludos ¡¡VeK!!!.
Supongo que etos "encuentros aislados" continuarán...
Hermoso, como la Maga y Horacio en el viejo Paris. Un beso
ResponderEliminarMe ha hecho recordar un texto de Cortázar, en el cual el juega a encontrarse en el subte con dos mujeres, lo cual no es una crítica sino un elogio. Un texto sugerente, con notas de surrealismo, que deja un sabor intrigante, una espera de lo que vendrá, es decir, una continuación de este relato. Bello. Besos y ojalá lo continúes.
ResponderEliminarHay cosas que no se pueden describir, materializar.
ResponderEliminarY yo que me creo un estupido cuando me pongo nervioso...
ResponderEliminarSaludos!!!
Y mientras existía el silencio todo era perfecto...
ResponderEliminarUna de las imágenes que mas me gusta del fotógrafo Duane Michals es la que se titula "encuentro casual".
ResponderEliminarCreo que hay algo especial en lo inesperado.
Me ha gustado leerte.
Saludos.
A veces nos pasa de desear durante tanto tiempo encontrarnos con ESA persona que cuando ese milagroso encuentro al fin sucede nos paralizamos y simplemente no sabemos que decir, y en un abrir y cerrar de ojos ESA persona se va y volvemos a pasar unos 4 meses de nuevo imaginándonos el encuentro.
ResponderEliminarPasa o no pasa?
Saludos! Al!