El procedimiento parecía funcionar siempre mejor a la hora de la siesta. Veronika salía desde la esquina a timbrar a la casa de al lado, la de Natalia. Simultaneamente de la tercera casa salía Carola para llegar a la otra esquina y timbrar a Laura. Así eran las tardes de verano en aquel barrio de asfalto y pequeñas parcelas de margaritas y rayitos de sol.
Como era costumbre Veronika proponía el juego, siempre le gustó dar órdenes, las otras solo tenían que acatar. Podríamos jugar a las mamás sin papás, a la oficina con papeles viejos de papá, a la heladería inventando el "bañado en chocolate" con barro, o sino directamente a la cocinitas empanando los filetes de papel con arena de los jardines. Podíamos jugar a todo eso, pero era la hora de la siesta y no podíamos hacer mucho ruido, así que los juegos se limitaban a sentarnos en la sombrita y mirar a los colectivos pasar.
- A mi me gusta Diego.
- No! A mi me gusta Diego también!
- Y entonces? mira que me pongo celosa eh? Y a vos?
- A mi me gusta Pablo
- Me encanta Pablo!
- Ay! a nosotras dos nos gusta Diego y a ellas dos, les gusta Pablo.
El procedimiento parecía funcionar siempre mejor a la hora de la siesta. Pablo pasaba a buscar a Diego y después de caminar un buen rato se internaban en el terreno baldío y entre matorrales y hierbajos, escarabajos y hormigas se descubrían, se observaban, se miraban y se besaban.
Vaya...
ResponderEliminarTambién es mala suerte.
Besos.
Me ha recordado a mi adolescencia, cuánto la echo de menos y con qué poco éramos felices.
ResponderEliminarBesos y buen fin de semana.
Bello relato, me ha gustado mucho. Y las niñas sólo mirando, qué desperdicio para ellas...¿Se les habrá hecho costumbre?
ResponderEliminarEso digo yo, también es mala suerte :)
ResponderEliminarUn saludo.
Diego y Pablo tenían sus propios juegos.
ResponderEliminarEncantada de conocerte,
Salomé.
a jugar...
ResponderEliminarbueno no siempre que juegas a médicos de pequeños, eres médico de mayor....
Muy lindo relato, ellas debieron sospecharlo, me parece...
ResponderEliminarBeso grande
Yo soy la chica a la cual le agrada "Pablo"... You know POP *
ResponderEliminarShhh...
Un beso o 2 #
Al final, Carolo les puso la inyección, jugando a médicos; no sé, digo!
ResponderEliminarResultó que a Pablo también le gustaba Diego y viceversa... Pena de amores no correspondidos.
ResponderEliminarBesos
Qué pasará cuando los descubran?
ResponderEliminarSaludos.
Esto termina en orgia!
ResponderEliminarHay que saber jugar... ah, yo no se.
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Te devuelvo la visita y me encuentro con un blog muy divertido, alegre y agresor.
ResponderEliminarMierda, las sorpresitas son parte del juego...
ResponderEliminarEs que a la hora de la siesta se funciona estupendamente jajajaja
ResponderEliminarSaludos y un saludo.
LINDO RELATO ME REMONTÓ A MI INFANCIA SIN EL FINAL JAJAJAJA NO TENÍA VECINOS TAN LINDOS PERO SI RECUERDO HABER SIDO NOVIA DE MI AMIGO DE JUEGOS EH IR A TOMAR UN HELADO.
ResponderEliminarSALUDOS
Yo de pequeño jugaba a elegir color y ver los coches que pasaban. PEro no con Pablo, con Emilio... pero sin los gustos de Pablo, bien sabe dios...jejeje! Besotes!!!
ResponderEliminarMuy bueno lo suyo, que fue inesperado no cabe dudas.
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