miércoles, 27 de junio de 2012

Los Hechos I

Verano sangrante en La Violeta. Infierno inevitable, maldito roce de las sábanas. El aire ahorcado en las rendijas de las persianas, los grillos de triste cantata y Carola desnuda sobre un viejo colchón.
Alguien vino a decirle buenos días con sonrisa incluida. Era una mujer hermosa, sencilla y natural. Se asomó detrás de la puerta, se recogió el pelo y se recostó a su lado sonriente y feliz. Se enroscó en su brazo y Carola acarició su piel y dudó...dudó de todo y pensó en el día que decidió renunciar a sus recuerdos.

7 comentarios:

  1. mi amiga, las dos hemos abrazado a esa otra que buscaba el reparo. Sinastría quizás.

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  2. Renunciar a los recuerdos no siempre es la mejor opción, pero a veces ayuda

    Saludos!!

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  3. Pero la piel puede resucitar recuerdos...

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  4. Un momento, inamovilidad de Carola, vacía de sí, sintetizada en esa ausencia de recuerdos. Es brillante, y también, como hecho y metáfora, que una mujer, su mismo género, se adjunte con ternura, en presente ardiendo y casi con aires de eterno y, a la vez, efímero estar ahora. Debo confesar que me ha sorprendido esa roedores estival de La Violeta. Ver a las dos juntas, en un colchón que también es para olvidar, sinastría que duplica y multiplica, me obliga a guardar silencioso respeto, es casi una epifanía. Besos.

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  5. y como acabaron las dos mujeres?
    Jor

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  6. era...ella????

    ojalá no le teman al infierno.


    (dos que son una, o al revés, qué más da...)

    bésole, amiga del alma*

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Ahora tu...