Todo me parecía eternamente paralelo. No sé si a otras vidas o a otros planos en los que ya había estado. Las personas que me cruzaba por la calle eran ya conocidos desde hace tiempo y las calles iguales de avenidas que siempre. Pero la Rue Freire tenía una casa gris con portales rotos que aunque las ciudades viejas a menudo las tienen, yo no conocía algo semejante.
Cansada de perseguir tranvías decidí subir a la Casa 195. Cuando abrí la puerta ya no me esperaban esos seres enigmáticos y bajitos, ni siquiera una recepción había allí. Al final del corredor, una silla roja. Creí que me había equivocado pero determiné mi verdad en los pasillos verdes. Los gatos seguían allí. Pintados. el silencio era abrumador pero no terminaba de incomodarme. Entré a mi habitación y las cortinas transparentes se colaron por el balcón. Nadie. Solo yo. Eso no era un hotel viejo, ni una pensión. Estaba claro que algo no funcionaba como en las otras vidas.
Las otras noches se sucedieron idénticas, nunca llegaba el momento de saber algo mas. Me acostumbre a esa ausencia de dolor, de palabras vanas. Me acostumbré a que nadie me espere y nadie me dé los buenos días. Me acostumbré a perder los tranvías y tomar el café solo. Fue fácil saber que ya no quedaban periódicos y nadie me contaba sobre los problemas del mundo. Fue interesante que hasta la noche se hacía infumable y yacían las cajetillas de cigarrillos en los escritorios vacíos. Fue bastante rápido ceder al silencio mas absoluto de los mediodías. Me acostumbré a tener la lengua dormida y los ojos despiertos. Me acostumbré a olvidar los nombres, las caras y los besos. Y hasta creo que me fue fácil soñar con aconteceres en blanco y negro. Nada qué decir, Nada qué contar.
Solo los gatos permanecían intactos en la casa de los Nadies.
Oye, esa casa me suena mucho.
ResponderEliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Y a veces repetía sonidos para recordarse solamente que tenía voz? ¿el hotel era de verdad para ud sola o acaso ya está leyendo el libro que le dije ?
ResponderEliminarMe tienes en vilo.
ResponderEliminarEspero la siguiente entrega.
Y, sí, superaremos Agosto y lo qué venga.
Besos
A mi también me parece conocida esa casa...
ResponderEliminarQué lindo leerte hoy ***
Un beso o 2 #
Muchas veces esperas más y nunca llega nada...es una sensación de que algo va pasar y nunca pasa nada..al final, solo queda la nada...jo!
ResponderEliminar''Me acostumbré a tener la lengua dormida y los ojos despiertos''
ResponderEliminarMe quedo con esta frase, es genial.
Saludos
J.
Estás en el fangoso terreno del sueño.
ResponderEliminary eran las casas,sí...
ResponderEliminarsos una genia
besos*
He estado en mil líos... , y me alegro de, por fin, volverte a leer. Beso para ti.
ResponderEliminarA la espera...de tu regreso.... Besotes!!!
ResponderEliminarTu corazón. Y si le das la vuelta, lo de dentro hacía afuera. Podría ser iigual.
ResponderEliminarQuien quiere poco, tiene todo, quien quiere nada
ResponderEliminares libre; quien no tiene y no desea,
Siendo hombre es igual a los dioses.
( Odas de Ricardo Reis de Fernando Pessoa)
Un saludo
MARAVILLOSO!!! TIENE UNA MUSICALIDAD QUE HACE QUE LEAS HASTA EL FINAL SIN PAUSA.
ResponderEliminarME SENTÍ BASTANTE IDENTIFICADA.
ESO SE PARECE A "CUANDO TODO DA IGUAL"
BESOS
Como un nadie contumaz, reinvidico la propiedad de esa casa. Belleza de texto, para seguirlo en algo misterioso o, quizá, con alguna impronta nauseosa existencial, capa a capa, época a época, en fin, lo que le parezca. Un placer. Besos.
ResponderEliminarNo sé, pero adivino tras esta estancia una sensación de desasosiego, de penumbra, y quizas hasta de apatia interesada. Es facil alentar y dar animos, lo dificil es conseguirlo.
ResponderEliminarVenga, porque tu lo vales.
Las casas antiguas encierran muchos secretos...
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